Sororidad
lastima y deja heridas,
que duelen hasta el alma
y en ocasiones se nota en la mirada.
Todos tenemos una meta
donde ser feliz a veces nos cuesta,
donde debemos pensar en uno mismo
y dejar que nos atrape el feminismo.
No dejemos fuera el objetivo
luchemos todas para poner un alto
y que se escuche nuestro grito
sin dejar que el miedo
nos invada mientras combatimos.
Hay que establecer un pacto
para luchar contra los que nos hacen daño
y no contra nosotras,
seamos un apoyo y demos una lección una lección
a quienes nos acosan.
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