Ansiedad

El cuerpo se paraliza,
tus músculos no reaccionan a tu mente,
a tu impulsos,
sientes como los dedos de tu mano comienzan a petrificarse, uno a uno...
dejando relativamente libre a tu palma, pero los acompaña con alabanza

después...

tus pulmones colapsan al ritmo de tu vientre,
embarcando a tu corazón a lo más hiriente,
un gusaneo zigzaguea sobre tus piernas,
amordazándolas sin temor alguno
sin pedir permiso en lo más profundo.

La respiración gime
sin sentir placer,
no puedes exhalar, mucho menos inhalar,
por todos los pensamientos que rondan por tu mente sin pensar, sin aniquilar, sin volar...

te duelen los recuerdos
te duelen los encuentros
¡te duele la soledad profunda!
te duelen los constructos fisurados
te duele, el no ser amado...

Deseas que termine
pero apenas comienza el martirio...
las lágrimas resbalan sobre el torrente de la oscuridad
que se transforma en ansiedad,
tus huesos se desnivelan,
tus labios se hielan al compás de tus latidos
te vuelves inerte sobre tu mundo hiriente
sólo quieres despertar y regresar ...

Tu cuerpo lo sintió
otro ataque al corazón
puñaladas que no pedías
te destrozaron la razón
y sólo quieres que paren
porque no puedes continuar
sin que te duela al caminar
pero sobre todo ...

al amar.



Foto: Suriapple

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